LA TEMPORADA

"La manera más cara de pasarla mal"

Para la gente que no lo sepa y para mis lectores foráneos, la "temporada" es una costumbre yucateca que existe desde siempre, en la que la gente se olvida totalmente de su vida en la ciudad de Mérida y se traslada los meses de julio   y agosto  a las playas del estado.

Bueno, pues ya para entrar en materia quiero decir que no todo lo que diga yo aquí es totalmente general, hay sus excepciones, como en todo.
Primero que nada, las playas a donde van los yucatecos para hacer "temporada", están divididas en dos, las del lado de Progreso hasta Telchac, llamadas las playas del "YO TAMBIEN" por aquello de. -"yo tengo lancha"..."yo también"-, -"yo tengo moto de agua"..."yo también"-, -"yo tengo banana"..."yo también"-, etc. y las del lado de Chelem y Chuburná llamadas las playas del "YO TAMPOCO"....por razones obvias que no hay necesidad de explicar.
Claro que los que vamos a las playas "YO TAMPOCO" estamos agradecidos que no haya tanto vehículo motorizado ni en la playa, ni en el mar ni en los caminos de arena, porque eso sí, qué acto de irresponsabilidad de los padres de entregarle a sus hijos estos artefactos, la mayoría de las veces, sin la supervisión de un adulto.  No me cabe en la cabeza y no encuentro explicación alguna para justificar el hecho de que niños de entre 7 y 15 años conduzcan absolutamente solos.

Las lanchas, las motos de arena y las de agua de su familia, los jeeps y los automóviles en general, a velocidades siempre inmoderadas, arriesgando la seguridad y la vida de los demás y las de ellos mismos. ¡Qué lástima que las autoridades solo hablen y no actúen a este respecto!
Se ha hecho una costumbre para la gente en la que queda entendido que en la playa todo es permitido, ¿por qué? Las mismas cosas por las que sancionamos a nuestros hijos en la ciudad, deberían estar prohibidas en la "temporada" o en cualquier época, es un simple acto de responsabilidad y respeto a los demás.

Bueno, como ya me estoy enojando, pasemos ahora al tema de las casas.  ¿Se han fijado que los yucatecos reservan para sus casas de la playa los desechos de las casas de Mérida?.  La sala que ya tiene los forros viejos, se va a la casa de la playa, el refrigerador que perteneció a la abuelita, oxidado, con la puerta del congelador que hay que cerrar con un alambre,  ¡a la playa! ( ¿ han visto que todos los refrigeradores de la "temporada" dan toque?),la cama que ya vomitaron todos los bebés de la familia, a la playa, la vajilla que parece muestrario, los vasos de yoghurt vacíos, los juguetes medio rotos, ¡a la playa! Y las casas en si, la mayoría, están descuidadísimas, normalmente les dan una manita de gato con pintura de cal, ya sea para rentarla o para ocuparla.  La clásica pintura que en la primera lluvia se destiñe.  Y qué decir de los precios para rentar una casa, lo increíble es que haya gente que lo pague, sobre todo por casas que se están cayendo a pedazos.  Este año escuché rentas de hasta $50,000.00 pesos, ¡sí señor! ¡Con ese dinero me voy a Can-Cun 15 días a que me atiendan como reina y no a atender a nadie!

Otra cosa también es la costumbre de que, por ahorrar, porque eso sí, el yucateco hace todas las ridiculeces que hace por codo, porque no hay quien le gane en lo miserable, se meten hasta 3 y 4 familias en una minúscula casa.  Pasa uno los meses de la "temporada" en la peor de las promiscuidades, durmiendo hasta en 3er. Piso en hamacas y oliéndole los gases a los de arriba.  Los baños de las casas, casi siempre son oscuros y con tanta gente que entra y sale, todo el tiempo están sucios.  Si uno decide llevar a su servicio doméstico a la "temporada" lo más seguro es que cuando llegue septiembre, se vayan, agotadas por el trabajo de los dos meses anteriores, y si uno decide no llevarlas, uuff, el trabajo nunca termina.
Y, ¿qué me dicen del servicio de electricidad en las casas? La mayor parte tienen el foco de 45 wats colgando del soquet, que no alumbra ni a un ciego.  Este año me causó particular asombro ver que en la zona que visité, hay competencia entre el vecindario, a ver quién prende sus luces primero, porque si te atrasas y te ganan los demás vecinos, ¡ya no hay fuerza suficiente para que prendan todos los focos! ¡¡INCREIBLE!! Claro que los propietarios de las casas le echan la culpa a "La Comisión", pero yo me pregunto, ¿no deberían ellos cooperar, con dinero desde luego, para mejorar ese servicio? ¿No son ellos los que vienen a perturbar la paz de los lugareños esos dos meses?  

Si yo viviera en alguna de nuestras playas yucatecas, juro que haría "temporada" julio y agosto  en Mérida, huyendo de los citadinos que invaden las playas y se sienten sus dueños.
Y el viejísimo problema del agua, siempre pasa que cuando estamos en mitad del baño, con el champú en la cabeza, se acaba el agua y hay que encender la bomba y rezar para que haya agua pronto.  Eso sin hablar de las llaves de los baños llenas de sarro y oxidadas.
Y tocando el delícadísimo tema de las visitas, las cuales existen de varios estilos y sabores, nos sucede que cuando más cansadas estamos y, desde luego, si no no tendría chiste, los domingos que  no hay nadie que nos ayude, nos "cae" de visita la prima que no hemos visto en todo el año pero que se enteró que estamos de "temporada" y se acordó de nosotros (¡gracias prima!).  Hay las visitas agradables, que son gente con la que la pasamos bien y frecuentamos todo el año y que además sabemos que son gente conciente de la situación y llegan de visita con algo de comida o botana para compartir, refrescos, etc.  Esta clase de gente ayuda, al parejo que la "anfitriona" (que de anfitriona no tiene nada porque generalmente no invitó a nadie, pero le aterrizaron) y atiende a todos por igual.

Hay otro tipo de visita, como me lo hiciera alguien alguna vez, que te traen su "cooperación" para la botana y la comida, pero ésta consiste en cosas que tienes que preparar en el momento.  Alguna vez me  llevaron una bolsa de 4 kilos de ¡alitas de pollo para freír!; las que tenemos amplia experiencia culinaria (¡toma!) sabemos que al freir las alas de pollo, el aceite salpica hasta dentro de los oídos del que las fríe, y además de todo, tiene uno que estar pendiente de servir refrescos, botana, etc., mientras termina de preparar lo que "amablemente" trajeron las "visitas".  Este año supe de un caso de una persona que llegó a visitar a una amiga mía y su "aportación" para la comida fué un paquete de pechugas de pollo congeladas, ¡amiga, no hagas esos favores!
También hay las que llegan con las manos vacías (y el estómago también) y ponen en el peor de los predicamentos a la dueña de la casa que tiene que acabarse ese domingo la despensa que tenía reservada para 15 días, y hay las que llegan y dan la amable sugerencia de "ir a comprar pescado frito".  ¿Saben una cosa? eso es lo que más odio de la temporada, me gusta comer pescado frito, pero las veces que me ha tocado estar en una casa y que se compre pescado frito, tienen la costumbre de ¡desmenuzar todo el pescado entre las señoras! que  porque se puede ir una espina cuando lo coma alguno de los niños.  Y ¿a qué no saben qué? aplican mis amigas el conocido método de la "doble pasada", o sea, una arranca la carne, una la aplasta con los dedos una vez en busca de las espinas y se la pasa a una tercera persona para que le dé otra aplastada por si fuiste lo bastante idiota para dejar alguna espina.  

En resúmen, cuando los inútiles niños (que así los volvemos nosotros porque somos incapaces de enseñarles a comer pescado teniendo cuidado de quitarle las espinas) comen su porción, ésta ya está jugueteada, aplastada y manoseada por 3 personas, esos sin tomar en cuenta que está totalmente frío.  Tengo amigas que hasta los tacos les preparan para que no hagan ni siquiera ese esfuerzo.  Yo quisiera que hasta me lo masticaran y, ¿por qué no? que hagan la digestión por mí.  Aclaro que siempre he sido pareja y ayudo a aplastar pescado, pero prometo que a partir de este instante, jamás volveré a hacerlo.
No quiero poner el dedo en la llaga de nadie y mencionar a la gente que cocina en la "temporada" como si estuviera en su casa de Mérida, desayuno, comida y cena totalmente guisados.  Hombre, ¡por favor!, ¿no se habrán dado cuenta que nadie se desnutre por comer un mes galletas, cereal, sandwiches, hot-dogs, etc?  Alguna vez, mi familia y yo alquilamos una casa por 4 días y el menú de esos 4 días fue: ¡¡¡cochinita pibil, relleno negro, escabeche oriental y queso relleno!!! ...sin palabras.

La "temporada" es sinónimo de desorden.  Cada quien se levanta a diferentes horas, los muy pequeños a las 6 de la mañana y desde esa hora quieren salir a la playa y empezar a jugar y los adolescentes a las 12:00 ó 1:00 p.m. y con hambre de león; el caso es que uno sirve comidas de 6 de la mañana a 12 de la noche sin descanso, ¡qué horror!, la cantidad de vasos que se ensucian al día en la estancia en la playa es fenomenal, hasta que una servidora implantó entre sus amigas el método del vaso marcado.  ¡Un plumón permanente y cada quien es responsable de su vaso que se guarda en el refrigerador y se lava una vez al día! ¿puerqueza?, no, ¡facilitar la vida!
Y ¿qué decir de los maridos? Punto y aparte.  Hay los que viajan todos los días (cansadísimo) y los que con el pretexto del trabajo se quedan a gozar de las comodidades de su casa en Mérida y de la soledad, ¡dichosos!, la tele para ellos solos y solo visitan a la familia los fines de semana. ¡Así me gustarían unas vacaciones!
¿Por qué seguimos yendo si nos causa tantas incomodidades? La respuesta es muy simple, cuando menos en mi caso, por los niños.  Hay cosas que ellos disfrutan como en ningún lado.  Las fogatas en la noche, buscar cangrejos con sus linternas, bañarse en el mar, la lotería de la tarde, los dulces de "cajita", ir de pesca.  Bien valen las incomodidades todo eso (casi todas).
Y ahora voy a tocar el tema que más me gusta y me causa más asombro de toda la temporada.

LA FERIA DE CHELEM
¡¡#@€!$%&/*!! (insulto).  Es increíble que exista éste lugar.  El sitio más inseguro y más insalubre del planeta, la feria de Chelem.  Pero ¡cómo les gusta ir a los niños y sobre todo a los adolescentes! y esto solo me causa gran tristeza porque es reflejo de una cosa, de que no existen lugares apropiados para que los niños y los adolescentes se reúnan a divertirse.
En primer lugar es un sitio incómodo, con cables por todos lados, es una maravilla que nadie se haya electrocutado mientras camina.  Los juegos dan pena, cuando los niños deciden tirar los dardos a los globos, me pone nerviosa que la persona que atiende el puesto vaya a perder el ojo en una de las lanzadas o a resultar medio apuñalado por un dardo; si algún chaval logra ponchar los 3 globos se gana......¡un horrible poster de Ricky Martin o de Dragon Ball!, y qué decir de si el niño se empeña en el poster y no logra ponchar los 3 globos en varios intentos.  El poster nos viene costando ¡alrededor de 30 pesos!

Luego, las canicas, en las que el premio principal es un oso de peluche del verano del 42 y para ganarlo hay que tirar 6 puntos, ¿cómo tirar 6 puntos con 6 canicas y solo 5 números 1? Al fin de cuentas los niños tienen que escoger entre los espantosos "premios" de abajo que cuando llegan a sus casas, ya están rotos, ¿son premios o castigos?  Los carros chocones, en los que tienes que librar una batalla campal para ganar la carrera y ocupar el coche vacío y, además pagar $15.00 por una vuelta de 3 minutos, ¿pues me están vendiendo el cochecito?
Luego, visita obligada a los puestos de chucherías en donde el artículo más valioso solo merece la categoría de "porquería".  Los futbolitos, llenos de "chamacos bien", a los que sus papás los depositan en la feria a las 9 de la noche y los recogen a las 12:00, las chavitas que comienzan a hacer sus pininos en el maquillaje y se llenan la cara con brillitos. ¿Será que los papás no podrán bajarse alguna vez a la feria y darse cuenta de la clase de especímenes que por allí rondan? Hay pandillas tan raras y tan sospechosas que no puedo entender que niños pequeños se queden solos en la feria, volvemos a lo mismo, en la playa todo está permitido.
 

  A la hora de cenar, ni en mis peores crisis de hambre comería un taco al pastor de los de la feria, ¿han visto que el recado es color rosa mexicano? Y estoy segura que la carne es de los perros que rondaron la feria el día anterior y ya fueron fileteados para el "trompo", guácala.  Además me da terror ver los tanques de gas juntito al fuego.  Claro que si explota uno de ellos, no tiene nada que ver si cenaste allí o no, de todos modos te toca.   Enfrente a la feria, puede uno cenar panuchos y salbutes (por cierto bastante buenos) en el restaurante, fonda o changarro con el nombre más bello que he escuchado en mi vida,  "EL BUEN TRATO DEL POPULAR PICH".  La cena es amenizada por las cucarachas que suben por la pared de la cocina y por  un perro con sarna al que mis hijos le tomaron el tiempo y se rascó en el mismo lugar durante 4 minutos consecutivos. ¡Qué lindo!, ¡Viva la temporada!