No sé de donde me surgió la idea de escribir sobre este tema, pero aquí está todo, o casi todo sobre los noviazgos de antaño y los de ahora en nuestra bella comunidad. No es que yo sea de antaño, para nada, pero algunas costumbres de familias que conozco si lo son, y continúan hasta ahora. De ninguna manera quiero decir que las costumbres de antes sean mejores que las de ahora o viceversa, todo tiempo tiene sus cosas rescatables y lo que aquí nos interesa, sus cosas criticables. Comencemos pues.
LOS DE ANTAÑO:
Estos noviazgos eran como una moneda al aire porque los novios jamás
llegaban a conocerse bien hasta después del matrimonio. Bueno,
qué digo bien, no llegaban a conocerse para nada. Para empezar,
una palabra que me encanta de los yucatecos es "la está enamorando",
¿qué es eso? ¡LA ESTÁ ENAMORANDO...!,
si a una muchacha cierto joven "la estaba enamorando", era todo un
acontecimiento social y las familias comenzaban a especular sobre el futuro
de la pareja, por supuesto no sin antes averiguar ¿quiénes
son sus papás?, ¿quiénes son sus abuelos?, ¿en
qué trabaja el papá?, ¿era hacendado?, ¿van
al Campestre o al Libanés?, etc., etc., etc.,
La que dominaba la situación, era, en primer lugar, la mamá
del novio. Ella desde luego es la que tenía la mayor influencia
sobre su hijo para decidir si la muchacha en cuestión le convenía
o no y una de las cosas que determinaban la "reputación" de la muchacha
era si ya había tenido novio. Si había tenido muchos
"enamorados" pero se había comportado dentro de las normas de la
decencia (ja, ja, me encanta todo esto), todo estaba bien, peeero si ya
había tenido algún novio, la cosa ya no era tan recomendable
porque "¿quién sabe por qué no se casó con
ella"?, ¡algo tendrá...! Si había estudiado en
una escuela de monjas y la había dejado solamente para ir a trabajar
a la tienda de su papá o para que su mamá la enseñe
a cocinar, a hacer las labores de la casa, costura y todo lo que una "señorita
decente" debe saber, si asistía a misa con sus hermanas y su mamá
los domingos vestida, desde luego, con recato y con decencia (el concepto
de decencia en este caso se refiere a que no se vea más piel que
la de la cara y las manos) todo indicaba que la muchacha en cuestión
era un buen partido para el hijo.
Bueno, una vez que el noviazgo iba a dar comienzo, el muchacho tenía
que hablar con el papá de la señorita para pedirle permiso
de "visitar" a la muchacha como novios; si, leyeron bien, antes de hablar
con la interesada, había que hablar con el papá, y yo me
pregunto, ¿el novio era del papá o de la muchacha?, bueno,
en fin, pues una vez concedido el permiso para visitar la casa (y a la
chamaca), se establecían las horas de "la visita" (ésta es
una palabra muy socorrida en los noviazgos antiguos y todavía está
en uso). Como decía yo, "la visita" consistía en la
hora en la que el novio iba a casa de la muchacha para estar con ella y
conocerse, generalmente era de 8:00 a 10:00 p.m., hora en la que ella estaba
totalmente lista, vestida (en aquellos tiempos hasta la palabra desvestida
hubiera estado fuera de lugar, no tan común como ahora) y perfumada,
sentada en la sala de su casa y, oigan esto, NUNCA, han leído bien,
NUNCA los novios podían estar solos en dicha sala, ni mucho menos
en otra habitación de la casa. Si señores, durante
"la visita", mamá (costura en mano), papá (periódico
en mano), el hermanito o la nana de la señorita se sentaban en el
sillón de enfrente a la parejita para "cuidarlos" porque de ninguna
manera era bien visto que los novios estuvieran solos ni un minuto, no
por lo que pudiera suceder o lo que pudieran hacer, sino por el famosísimo
"qué dirán". Desde luego era impensable que el joven
le tomara la mano a su novia, le diera un beso y ya no sigo mencionando
qué cositas más, porque eso ni pasaba por la mente de los
papás (por la de los novios por supuesto que si y estoy segura que
más de una parejita se las arreglaba para hacerse a escondidas...sus
arrumacos). Cuando había una fiesta, una salida al cine o
simplemente ir a dar una vuelta, el novio tenía que cargar con el
conocidísimo chaperón que a veces, era más de uno
y otras de las veces, la suegra era la incluida en el papelón.
No quiero dejar sin mencionar costumbres tan arcaicas como aquellas en
las que la muchacha solo podía bailar con su novio, aunque tuviera
un amigo de la infancia o algún buen amigo del novio, bailar con
otro era impensable; ¿salir a tomar un café con amigos y
amigas?, ni en sueños; ¿llamar por teléfono al novio?
¡IMPOSIBLE!, las "señoritas decentes" no le llaman a los muchachos,
si ellos están interesados, ellos deben de marcar el teléfono,
una "debía darse su lugar y darse a desear". El que tu novio
entrara a tu recámara, aunque fuera para visitarte si estabas enferma,
era catalogado como uno de los grandes pecados y casi ni me atrevo a mencionar
las contadas ocasiones en que la novia iba a casa de su novio; eso solamente
ocurría si durante la duración del noviazgo los papás
del novio celebraban sus bodas de oro o algo de esa magnitud.
El caso es que los novios llegaban al altar sin haberse conocido en
lo absoluto, por supuesto, ¿cómo iban a conocerse, a hablar
de sus planes futuros, de lo que pensaban, de su ideas y hasta conocer
la más elemental muestra de cariño físico ¡¡¡SI
NO LOS DEJABA NI MIRARSE A SOLAS!!!! En fin, en muchas casas de Mérida,
y esto les parecerá sorprendente, la manera de pensar sigue siendo
muy similar a la de antaño y la gente piensa que ser una persona
abierta es ser libertina. ¿Será que toda la vida el
yucateco seguirá viviendo del "qué dirán"?, sinceramente
espero que no, pero bueno, pasemos ahora a los noviazgos modernos...
LOS MODERNOS:
mmmm... ¿qué diré?... No quiero generalizar desde
luego porque en todos lados se cuecen habas, pero lo que no me acaba de
gustar de los noviazgos actuales es solamente una cosa, la falta de romanticismo
y de caballerosidad de algunos chamacos y creo que también gran
parte de la culpa de que esto suceda podría ser culpa de las chava
que lo permiten, desde luego.
Para empezar, los novios de hoy en día, ya no digamos que no
hablan con el papá de la novia, para nada, lo grave del asunto es
que no le preguntan ¡¡ni a la chamaca!! Si mis queridos
lectores, han leído bien, aquella bella pregunta que todas esperábamos,
-"¿QUIERES SER MI NOVIA?"- dejó de existir ya casi por completo
y ha sido sustituida por un -"Entonces qué...¿andamos?"-
o por un simple movimiento de cabeza sin palabra alguna, ¿qué
es eso?, ¡no se dejen chavas!, háganse a las locas y pregúntenle
al galán en cuestión, -"¿qué dices?, no te
entiendo" y sientan el placer de la pregunta como antaño -"¿Quieres
ser mi novia?"-, solo les pido un favor, a una pregunta tan clara den una
respuesta igual de clara que solo puede tener dos opciones, SI O NO, no
me salgan con la bobada de -"lo voy a pensar"- como si les hubiera tomado
por sorpresa la pregunta. Siempre sabemos de antemano cuando el chavo
que nos gusta está a punto de declararse y por supuesto que también
sabemos de antemano la respuesta que le vamos a dar pero no faltan las
que salen con su "novedad" -"LO VOY A PENSAR"- con esa respuesta la única
idea que das es que tu cerebro tarda mucho en procesar la información
o descaradamente es que le vas a preguntar a tus amigas qué tienes
que hacer, olvídalo. Otra cosa de los noviazgos de ahora es,
por ejemplo que cuando el novio va a buscar a la novia a su casa, ni siquiera
se baja del auto, le toca el claxon, ¿qué es eso? Chavas,
¡no salgan si el chamaco no se baja a tocar el timbre!
Los noviazgos modernos, sinceramente los prefiero en casi todos los
sentidos, las chamacas le llaman a sus novios por teléfono si así
lo creen conveniente, por Dios, ¡nadie se ha embarazado hasta ahora
por llamar al novio por teléfono!, si es necesario, ella es la que
paga, a veces, la cena en un restaurante, ¿y qué? ¿qué
tiene de malo? O si ella tiene coche y él no, pasa a buscarlo alguna
que otra vez ¿y?, les aseguro que no pasa nada. Lo que no
le gusta a la mayoría de la gente con ideas de antaño
es pensar que las chavas se acuesten con sus novios, pero es algo inevitable.
Eso es un hecho, es algo que no vamos a cambiar porque se está dando,
ahí está y ante eso la única alternativa que tenemos
es hablar con nuestros hijos, mantenerlos bien informados sobre lo que
puede suceder, las consecuencias, y hacerlos lo más responsables
posible de sus actos para que las cosas que hagan sean con conciencia de
ello y no a escondidas y mal hechas. Lo que no les hayamos inculcado
y enseñado a los chamacos a los 16, 18 o 20 años, ya no se
los podremos inculcar más adelante y de ahí al futuro solo
nos queda tenerles confianza a ellos y a la educación que les dimos
desde pequeños. A lo mejor me voy a meter en un buen lío
con el comentario anterior y me caerá encima la "liga de la decencia"
y todas esas chulas agrupaciones con las que contamos en Yucatán,
pero ni modo, al pan, pan...
En fin, que los noviazgos de ahora se caracterizan porque los jóvenes
tienen una mejor comunicación entre ellos, sin interferencias de
ningún sentido (léase chaperones, suegras metiches, papás
policías, tías criticonas, etc.) y como a las chavas se les
anima a estudiar y no a esperar sentadas en la sala de su casa a que llegue
un galán que las mantenga, la relación es más pareja,
de igual a igual, como debe de ser.