LAS FIESTAS INFANTILES

Bueno, como ya sabemos que existe un "estilo yucateco" para todo o para casi todo, las fiestas no podían ser la excepción y para ello, los yucatecos se pintan solos.  El tema es muy amplio porque hay fiestas para todo, los famosos "showers", las fiestas infantiles, las bodas, los cumpleaños, las despedidas de soltera y las simples reuniones de matrimonios, así que haré un gran esfuerzo para que no se me olvide ningún detalle de todo esto, y como el tema es tan grande lo voy a dividir en dos o tres ediciones para poder darme gusto.
Comenzando pues con las fiestas infantiles, nos damos cuenta que el yucateco ha hecho SU versión de todo;  si amigos, de todo.  Para comenzar, en una fiesta infantil, sobre todo si la festejada es niña, (no sé por qué las niñas siempre salen ganonas) las mamás cuidan hasta el más mínimo detalle, empezando por el horroroso vestido que normalmente le zampan a la pobre chavita.  Casi siempre es un vestido superbordado, recargadísimo, con crinolina y gasas por todas partes que la única finalidad que cumple es que la niña no pueda disfrutar al 100% su fiesta porque, una de dos, o no se sube a todos los juegos porque la incomodidad del vestido se lo impide y la mamá se pasa toda la fiesta diciéndole, "no te subas, no brinques, no comas, no te salpiques..." para cuidar la apariencia de la niña (o para cuidar el vestido que costó un dineral) o la niña se divierte, si tiene una mamá un poco más relajada y le da en la torre al vestido.  Por supuesto que no puede faltar el moño para el pelo, haciendo juego con el vestido, que siempre parece más bien tocado de novia de tan grande y recargado.  Ahora bien, si el festejado es un varoncito, al pobre lo desgracian poniéndole un "trajecito español",  y no quiero especificar lo que parecen los niños con esos trajecitos, ustedes son lo suficientemente inteligentes para deducirlo.  Si el niño ya es un poco mayor, le ponen generalmente un pantalón y una camisa "Tommy", desde luego de manga larga para que se vea bien elegante.  

Ojalá algún día las mamás tomaran en cuenta el clima y las actividades de sus hijos para la vestimenta del festejo.
Luego continuamos con la mamá, ella es la estrella de la fiesta (no el festejado) y lo que tiene que demostrar es su capacidad para organizar una fiesta que haga historia, comenzando con su arreglo personal;  es indispensable en estos casos, siempre estar en el honroso papel de "la mamá del festejado" y aquí en Yucatán casi siempre la susodicha se disfraza con un traje de lino que le quede pegadito, pegadito, sin importar el tamaño de la nalga, el chiste es que esté armado al cuerpo y, lo más inverosímil: unos tacones con altura kilométrica, ¿pero cómo es posible?  La "mamá del festejado" se pasa toda la fiesta caminando de un lado a otro como gallina espinada, a costa de sus pies con tal de no perder la elegancia.  Corre de un lado al otro recibiendo a los invitados, checando que la comida esté a tiempo, sufriendo porque el "show" no llega, quitándole a los demás niños los adornos de la mesa del pastel que ya están paseando como juguetes, etc. ¿será que no se les ocurrirá ponerse unos zapatitos de piso para no cansarse?,
¿la belleza es primero?
La comida de las fiestas depende mucho del presupuesto destinado a ella y, sorpresivamente, a veces es inversamente proporcional a la cartera, es decir, en las fiestas de la gente de clase media para abajo se come mejor que en las fiestas de la "casta divina", claro, eso sin tomar en cuenta cuando el festejado tiene sangrita libanesa en sus venas, porque en ese caso, estamos seguros que comeremos muuuucho.  Creo que es una cuestión genética, los paisanos giran en torno a la comida, es su centro de acción.
Ultimamente la moda en las fiestas es traer un carrito de hot-dogs que le vaya sirviendo a la gente conforme lo vaya pidiendo y el propósito es doble: primero, meterse en los menos líos posibles y segundo, ahorrar, porque al final de la fiesta, solo liquidan con el dueño la comida consumida.  A veces, si la anfitriona quiere lucirse mucho, entonces prepara un buffet "para las mamás", diferente de la comida de los niños y de las muchachas... ¿las muchachas?, ¡ah si, las muchachas!, ¡las nanas!, ¡no crean que se me estaban olvidando!

Cualquier "señora bien" no puede dejar de llevar a la fiesta infantil a su servicio, sino, ¿quién va a cuidar a los niños? ¡pues ni modo que ellas! ¡mááááre! Y desde que nos hemos poblado de huaches (con todo cariño), ahora algunas nanas van a las fiestas con su uniforme comprado en la Comercial Mexicana (antes de Liverpool), porque del hipil ya ni se acuerdan.  Si es muy chava, entonces también saca sus mejores galas para ir a la fiesta y se para su "copete" con mucho gel.  Eso si, a la hora de cenar en la fiesta, no hay quien le gane a las nanas y esa es una de mis partes favoritas de la fiesta, porque entonces, las mamás "se sacrifican" y cuidan al niño mientras la nana cena, poooobre, (así se ahorran la cena en la casa) pero no paran de decir en esos minutos, -"huay ojalá que Leidy se apure para poder sentarme en paz a platicar"-.
Otro de los momentos sublimes en las fiestas infantiles en Yucatán es cuando se rompe la piñata; ya he mencionado en otra ocasión la impresión que le causó a mi huach marido la primera vez que vio que aquí las piñatas se rompen "a puño limpio",
pero esa... es otra historia.

Cuando después de mucho rato los niños logran romper a golpes la piñata, que desde luego tiene la forma de la más reciente película de Disney (haciendo juego con las invitaciones, la decoración, los platos, vasos, etc.) y caen los dulces, ¿quiénes son las primeras en lanzarse a recoger dulces, hincándose sobre los demás niños, empujando y aplastando a quien sea? ¡¡¡siii!!! le atinaron, ¡son ellas!, ¡las sensacionales nanas!  Me encanta verlas salir de la fiesta con bolsas de a 2 kilos llenas de dulces... (sin palabras).
Como les decía arribita, el yucateco hace su versión de las cosas y un buen ejemplo de esto, son los pasteles. ¿No hasta hemos hecho nuestras varias palabras en inglés? hagan memoria, a ver, a ver, piénsenle...  "pastel de foch" (fudge), "fochitos" (dulces individuales de fudge), "chis-quei" (cheese-cake), a los cuales le ponemos las velitas y... me encanta... ¡cantamos nuestra propia versión, yucateca, del "happy birthday"! (...en un día felíz...un niñito nació... que se llama luisito...y que sea felíz... al partir su pastel... un deseo pidió... que se cumpla el deseo... y que sea felíz).
Como capítulo final de la fiesta infantil, se contrata el show que también hace juego con los platos, los vasos, los dulceros, etc. y que generalmente tiene una misma clasificación: PATÉTICO.  Los shows de las fiestas son una minita de oro descubierta por  dos que tres personas que solamente mandan a hacer los trajes de esa tela acolchonada con alguna modista, compran el CD con la música de la película, ponen a sus personajes a medio bailar y cobran miles de pesos por eso.  Los chavos que se disfrazan de los personajes de la película, casi siempre dan pena por varias cosas, la principal es estar metido en ese traje caliente durante tantas horas con temperaturas insoportables; otra es que casi siempre el muchacho que encarna al galán o al príncipe, como dicen los niños ahora, "nada que ver...", ¿y la princesa o heroína?... "nada que ver..."; eso si, a la hora de los concursos se desquitan con los niños porque los ponen a hacer cosas a veces hasta humillantes, con tal de ganarse ¡una lotería de pokémon! hecha con papel reciclado.  Las mamás no cesan de ver el reloj, porque apenas toquen el último acorde en el show, agarran a su chiquito, lo mandan a despedirse de "la mamá del festejado" con el único objetivo de que les den su "recuerdito" y se van corriendo a su casa, para que la nana acueste al niño, porque ellas... ¡están rendidas!

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